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jueves, 9 de julio de 2015

UNA EXTRAORDINARIA AMIGA, LES ENCANTARA



El amor es libertad…y yo, soy libre

Ahora no me siento atada a nadie, quien me ame va a dejar que vuele alto…
Por: Khris Diaz –Tuve el poder de convertir mucha gente en desiertos, de convertir la compañía en soledad, siempre esperando “el momento adecuado” para ahora sí ser feliz. Experta en auto sabotaje y supervisora oficial de la humanidad. Siempre esperando el “tiempo correcto” para no dar ningún movimiento en falso. Atrapada en mi propio miedo.  Viendo correr los años de la vida, sentada, casi inerte, esperando que las respuestas cayeran un buen día del cielo. Esperando que el crucigrama se resolviera solo. Lamentando, abandonando, desesperando y huyendo de la vida misma, queriendo correr tan veloz para poder escaparme de mi propia sombra. Desequilibrada por mi propia fragilidad. Tan así mi vida estaba, sin música, ni risas. Hastiada y tan agotada del reloj.
Con un corazón que latía, pero no tenía razones para palpitar. Cargando la tristeza en las maletas, con los bolsillos rebosantes de nostalgias y melancolías. Con lluvia cobijándome la mirada. Tan sin vida, tan gris.
Con un montón de rencores ataviados en mis ropas, con un montón de te quiero no dichos en mi garganta, con muchos te perdono en las manos, con tantos abrazos que nunca encontraron otro cuerpo que no fuese el de un ingrato y mal agradecido amor. Ése era mi equipaje. Mis esperanzas estaban todas en una sola persona, tanto que cuando quise dejarlo, hice con mentiras que fuera el que se alejara… no tenía valor para dejar lo que tanto amaba aunque no me diera felicidad ni ganas de luchar por nada.
Me dirigía hacía ningún lado, pero con demasiada prisa por llegar. Quería desempacar toda mi carga, esconderla en los cajones y no verla más.
 Y cuando la tormenta se avecinaba, usaba las promesas inconclusas como salvavidas y los “hubiera” como excusas para siempre volver al punto de partida. No olvidaba. Sobrevivía a base de recuerdos, siempre aplazando el momento para sonreír y ser feliz. Tan muda, tan sin voz. Tan de ese hombre… solo pegada a sus brazos, esperando oír su voz para poder sentir vida. Dependiendo de su presencia, de su calor.
 Yo era una guerrera, pero luchaba contra mí misma. Herida y dolida con la vida, hastiada de amar a quien no lo merece, amargada y sola como quien espera las migajas de un sentimiento maldito. Trapecista y malabarista de la vida. Oportunista del amor y la lujuria… solo deseaba ser su mujer y darle hijos, solo tenía la obsesión de rescatar un matrimonio que había fracaso en otra persona que no tenía la culpa. Enmendar errores pasados con alguien que nada tenía que ver.
Yo por instantes todavía lo recuerdo pero ya no le lloro, ni me lamento por no estar con ese hombre, y es un placer poder decir que ahora cuando quiere verme, aunque sienta que me hace falta, le pueda decir que no me interesa verle, porque son esos tropiezos, esas caídas, esas arrastradas que nos da la vida, las que nos enseñan.
 Soy de las que creen firmemente que el tiempo no es ninguna medicina. El tiempo es tiempo y ya. En cambio, mover la voluntad hacia el bien, eso ya es otra cosa, eso sí que cura, transforma y ¡libera! Ya no espero el momento adecuado, porque cualquier tiempo es el tiempo perfecto, y cualquier espacio puede ser un comienzo. Ahora siento una sonrisa de oreja a oreja, porque ya no dependo de ninguna persona para ser feliz, ahora soy la misma guerrera pero esta vez lucho por mí, y mi pequeño hijo… el amor no es dependencia, ni ataduras, el amor, ES LIBERTAD!!!
¡Que nadie se salve de amar y ser amado!
Que viva el amor!!

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